15 de junio de 2014

El Contrato de Follamigo

Hacer el amor es algo muy íntimo, es una conexión muy especial con la otra persona. Pero para follar sólo hace falta satisfacer nuestras puras necesidades primitivas. No importa si es amigo o desconocido, vamos con un objetivo y esperamos conseguirlo. Lo bueno de esto es que él no lo ve como que lo estoy utilizando, porque también está buscando lo mismo. De hecho, es más bien un contrato mutuo donde los dos estamos de acuerdo y nos utilizamos únicamente para sexo. Personalmente, me gusta saber que tengo a unos cuantos “amigos” con los que puedo contactar en estos casos. No es recomendable depender sólo de uno, porque es muy fácil que tenga otros planes y tengas que acabar “jugando al solitario”.

Ahora bien, considero que hay que tener un mínimo de complicidad con la otra persona. Está muy bien que le veas y te entren ganas de lanzarte encima, pero también debe atraerte su forma de hablar, de expresarse y de ver la vida . Algunos pensaréis que este requisito estaría más ligado a una pareja, pero no lo veo así. He conocido chicos que físicamente me atraían mucho, sin embargo, veía que no me aportaban nada y mi libido acababa por notarlo. Con algunos de ellos he tenido encuentros, todos tenemos necesidades, pero al final dejas de llamarlos. Se trata de una atracción tanto física como psíquica.
Los follamigos necesitan tener un cierto grado de madurez sexual, debemos tener cuidado de escogerlos bien y ver si realmente pueden llevar esta situación. Un amigo me comentaba: “Es que ninguna queréis ser el segundo plato”, a lo que le respondí: “Si te dicen eso es porque están pilladas”. Evidentemente que podemos ver a otras personas, es una relación completamente abierta y, por lo tanto, infiel. Muchas veces, detrás del follamigo hay otra intención. Lo ideal sería encontrar un equilibrio entre ambas partes y poder mantenerlo durante mucho tiempo. La realidad es que, en la mayoría de los casos, siempre hay uno de los dos que acaba pillándose. Y al no conseguir una relación, se conforman con ser su follamiga/o. Es una situación triste porque nos hacemos daño, no somos felices y estamos perdiendo el tiempo proyectando una esperanza en alguien que no está interesado en nosotros. Todavía recuerdo (en mis inicios de vida sexual) cuando a uno de ellos le dije: “Te quiero”. Yo era joven y estaba ilusionada con esa aventurilla. Supongo que no acabé de entender el concepto. Por eso, es muy importante que por un lado haya falta de romanticismo y que por el otro, haya una buena comunicación entre ambos. ¡Ojo! Un ex jamás debe ser tu follamigo. Este es un error que cometemos para intentar retener a esa persona, y lo que conseguimos es  remover sentimientos y estancarnos en el pasado.
Quiero compartir con vosotros un video llamado “Cómo conseguir amigos con derecho a roce”. Me parece gracioso y a la vez claro, puede servir de guía para muchos:


Una cosa sí que tiene que quedar clara: los dos tenemos derecho a gozar, por lo que el placer debe ser mutuo. Por experiencia propia, algunos sólo buscan el propio placer en la cama; ese yo-yo en los encuentros ocasionales me parece realmente egoísta. Que la chica/o no te importe no implica que no se merezca pasárselo bien y llegar al orgasmo.
Atención a esta reflexión que comparten desde el Blog 20- y donde nos relatan la visión de la mujer y el hombre follamigos, visto precisamente por los propios amigos.
“Ella reconoce, delante de sus amigas, que se folla a un tipo que no le importa demasiado. Las demás ­–que follan poco o nada– piensan que es una zorra, pero se lo callan y sonríen con aprobación. Ella prosigue diciendo que las dos partes tienen muy claro que su relación se basa casi únicamente en follar y que no hay problema porque nunca se enamorarán ni nada de eso. Mientras habla, se siente un poco profeta; sus amigas, que son unas catetas, nunca podrán entender este grado de relación que ella ha alcanzado. Cada vez que menciona el neologismo “follamigo” lo paladea, lo disfruta desde la efe donde sus dientes presionan el labio superior hasta la o, que convierte su boca en una perfecta circunferencia, sintiéndose evolutivamente superior a las demás.
Él comenta la tarde anterior. Desglosa las posturas en las que se folló a su follamiga mientras los demás –que follan poco o nada– piensan que es un cabrón y que no se merece lo que ha conseguido porque, en el fondo, ellos son mucho mejores que él y el día en que las mujeres puedan ver al chico sensible que hay dentro de cada uno de ellos descubrirán que, realmente, merecen mucho más la pena que su amigo, que no para de follar. Uno le pregunta si no acabará enamorándose de ella y él, con cierta sonrisilla de superioridad, responde que no, que eso es imposible, que las dos partes tienen muy claro que su relación se basa casi únicamente en follar y que no hay problema porque nunca se enamorarán ni nada de eso. Otro amigo le pregunta por qué pasaría si ella se folla a otro y él contesta que nada, que no pasaría nada porque no es su novia, pero en seguida se le viene a le mente una imagen fugaz y filosa en la que ella, con su cara delgada y sus ojos redondos y negros, está llegando al orgasmo con otro tío –un imbécil, un chico mucho peor y menos sensible que él– y eso le produce una desazón terrible, una angustia íntima que en los siguientes minutos se concentra en reprimir.”
Dependiendo del momento en el que te encuentres de tu vida, te apetecerá compartir tu día a día con alguien especial o simplemente tener relaciones esporádicas. Ambas decisiones son perfectamente respetables y no hay que juzgar a las personas por ello.  El sexo es una experiencia muy liberadora, debemos sacar a esa animal que llevamos dentro. ¿Quien sabe? Quizás después de esta entrada recibo alguna proposición indecente…

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